por Sergio López GarcíaTwitter: @licsergiolopezg
La verdadera crisis, no es la crisis financiera actual de Estados Unidos y toda la Unión Europea, estimado lector y aunque la debemos tener muy en cuenta por aquello del “Cuando Estados Unidos estornuda a México le da neumonía”, esa no es la crisis que hoy por hoy nos debe de importar más, ya que la crisis que nos está pegando y enserio es la crisis de la humanidad.
En estos tiempos en los que se nos hace tan normal prender la televisión y ver niños que mueren de hambre en muchos lugares pero especialmente en el cuerno de África y solo atinamos a decir “pobres niños” o “Dios nos libre”, ahí está la crisis, nuestra crisis, la crisis del alma.
¿Cómo es posible? Que con toda la herramienta tecnológica y sobre todo los fondos monetarios con los que hoy cuenta la humanidad, todavía exista un solo ser humano que muere de hambre ¿Cómo es posible? O que no nos sorprenda de sobremanera un dictador loco que usaba el viagra como forma de entrenamiento para sus secuaces y así convertirlos en unas maquinas violadoras de personas inocentes.
En estos tiempos en que ya ni siquiera puede ir uno al futbol en familia porque de buenas a primeras se tiene que evacuar a todos los espectadores, los cuales corren por sus vidas, sin saber si quiera de donde provienen los disparos.
En estos tiempos en que en México ya llevamos más muertos que en Vietnam y que el terrorismo ya nos alcanzo, en estos tiempos en los que maleantes con tal de demostrar que ellos son los más fuertes en esta nueva versión de “ley de la selva” prenden fuego en un establecimiento, llevándose la vida de 52 personas que solo esperaban pasar un buen rato.
En estos tiempos en los que los servidores públicos están más preocupados por las próximas elecciones, que por terminar dignamente su trabajo, para el cual fueron escogidos por la ciudadanía para cubrir un periodo completo, ya sea de tres o seis años. (Con sus honrosas excepciones por supuesto) o que están con el agua hasta el cuello por problemas de algunos familiares o por deudas exorbitantes que dejan en estado de indefensión prácticamente a los gobiernos entrantes, entre muchas otras cosas que creo no merecen la pena enumerar.
¿Qué hacer con esta maldita psicosis y paranoia, en la que hemos entrado? ¿Qué hacer para que volvamos a creer en nosotros? ¿Qué hacer para volver a ser México y que ese México sea nuestro?
Estamos en crisis y eso no se puede negar, pero tampoco podemos quedarnos con los brazos cruzados, no podemos pensar que no hay nada que hacer, no podemos dejar o regalar lo que tanto trabajo les costó a nuestras generaciones de antaño y hoy nos está costando a nosotros, no podemos permitir ni un día más que nos cobren derecho de piso, porque ese piso es nuestro, es el piso de nuestro México.
Vamos cambiando de hábitos, que puede costar ser amable otra vez, un saludo, un gracias, una sonrisa.
Porque no podemos pretender cambiar algo, si a diario hacemos lo mismo, el cambio está en nuestras manos, no posterguemos lo impostergable.
Estimada y estimado lector, lo invito, hágalo.
México somos todos.